
Algunos aseguran que si caminas por el puente Sant’Angelo en la noche del 11 de septiembre es posible que te quedes pasmado al encontrarte el fantasma de una joven mujer caminando con delicada finura y con su cabeza entre las manos.
No hay ningún romano que diga que esta historia es una broma, todos la creen, y si hablas con ellos te contarán como la pobre fue ajusticiada y de como el pueblo de Roma se rebeló con el fin de detener tan orrendo destino.
La historia narra que Beatrice era hija del Conde Francesco Cenci, un hombre rico, que gozaba de los favores del clero, y a pesar de su vida acaudalada era de carácter despótico e iracundo.
El triste destino de Beatrice, hija del primer matrimonio de su padre con Ersilia, vira a lo inesperado cuando tras la muerte de su madre en 1584 es encerrada en un monasterio. Ya adolescente, regresa a la casa de su padre y encuentra una situación insostenible. El Conde, siempre más violento, es víctima de un verdadero delirio incontrolable de despilfarro de sus bienes y no se cansa de amedrentar con violencia a su nueva esposa Lucrezia como también a los hijos habidos con ésta. Una de las hermanas de Beatrice, Antonia, tras haber enviado una carta donde suplicaba al Papa poder irse de la casa, obtiene el permiso para marcharse. Francesco, por miedo a que Beatrice siguiera el mismo camino, decide mantenerla encerrada en un castillo cerca de Roma.
Tras haber dilapidado todos sus bienes, el Conde se muda con su esposa, y demás hijos al castillo en donde años antes habían tenido encerrada a Beatrice. Sin embargo, las violentas mañas de su padre no cambian y Beatrice sigue siendo víctima de todo tipo de violencia. Es así que toda la familia decide entrar en acción y con la ayuda de algunos sirvientes, deciden drogar al Conde para luego matarlo perforándole el cuello con un gran clavo y deshacerse del cuerpo arrojándolo desde una de las torres del castillo y simular así un accidente.
La familia, finalmente libre del yugo del padre autoritario, regresa a Roma. Pero pronto, las investigaciones desvelan los verdaderos hechos que causaron la muerte del Conde.
Es así que después de un largo proceso, en el que las historias de los inconmensurables abusos sufridos por los familiares del Conde salen a luz y sacuden la conciencia de los romanos.
Todos los miembros de la familia Cenci, a excepción de Bernardo, el hijo más joven, son condenados a la pena capital por decapitación. En aquel entonces Beatrice, además de que era muy hermosa, tenía apenas 22 años y se narra que el día de su ejecución, el 11 de septiembre de 1599, en Roma hacía mucho calor. La plaza de Castel Sant’Angelo estaba abarrotada de gente y muchos de los presentes se sintieron mal, hubo muertos por insolación y era imposible abrirse paso entre la muchedumbre que gritaba clemencia para Beatrice. Entre éstos se encontraba también Caravaggio, estupefacto por el orgullo y la fuerza moral con los que la joven Beatrice enfrentaba su destino.
Todos los que estaban allí se quedaron impresionados al admirar como Beatrice subía al puente para encontrar su verdugo mostrando sin vacilar gran dignidad.
Pues ese puente, construido en época romana por el Emperador Adriano, y en el que se encuentran las estatuas de San Pedro y San Pablo, es además el hogar del último trecho de vida de Beatrice donde algunos afirman verla caminar aún.
No hay que olvidar que la historia de Beatrice Cenci ha inspirado a muchos artistas, entre ellos Stendhal, Guido Reni y según algunos al mismo Caravaggio.